Una sencilla y elegante demostración de la extraordinaria diferencia entre un llamado «contrail» o estela de condensación (normal) formada por los aviones, y un chemtrail, o estela química formada por la fumigación vertida consciente y planificadamente sobre nosotros.
Una de las estelas, la de la derecha siempre mantiene su longitud porque el vapor de condensación se disipa en cuestión de segundos; por el contrario, la de la izquierda se hace mayor y forma una larga línea en el cielo, de la misma naturaleza que las que están un poco más arriba y se han extendido dejando la ya conocida mancha química que jamás nos recordará a una nube.