El aviso a La Humanidad del reverendo Richard Wurmbrand

Por Cornelius B

Traducción por Trinity a Tierra

Hay momentos en que nos damos cuenta de que vivimos en un mundo de batallas sin descanso y, por encima de todo, un mundo de batallas espirituales. En aquellos momentos de lucidez, podemos entender el profundo sentido de la conclusión de Rimbaud, que dice que las batallas espirituales con tan terribles como cualquier otra batalla, a veces, no bien entendidas. Recuerda las palabras de Cristo. «no vine a traer paz, sino espada».

Sí. Vivimos en un mundo de permanentes batallas entre dos poderes espirituales opuestos. El poder sutil del bien y el tosco poder del mal. El primero es creador de vida y trabaja en pos de la verdad, la armonía, el amor, el perdón, la compasión, la buena voluntad y altruismo, la abundancia, la alegría y la felicidad y todas las energías positivas que alimentan el universo y la vida que conocemos aquí en la Tierra.

Opuesto a éste, se encuentra el poder del mal, el padre de todos los engaños y mentiras, el primer revolucionario y padre de las jerarquías tiránicas en el universo, el poder espiritual detrás de las destrucción de la vida, detrás de la crueldad, las torturas, la avaricia, el egoísmo, el robo, la lujuria, la locura y todos los tipos de crímenes, incluyendo el suicidio, el sufrimiento y las enfermedades, el hambre y la sed, la pobreza….la lista podría ser muy larga, piensa sólo en los crímenes cometidos durante la revolución bolchevique, la revolución comunista de China, la primera y segunda guerra mundial, todas las guerras y revoluciones desde entonces, incluyendo la guerra en Afganistán, o el absurdo de la guerra entre los israelíes y palestinos, las torturas y asesinatos de millones y millones de niños inocentes y gentes de todos los orígenes étnicos y edades. Piensa sólo en el poder del engaño detrás de todos estos crímenes contra la humanidad y en cómo nosotros, los humanos, aceptamos las mentiras en nuestras vidas, que nos apartan de la verdad, nos apartan del poder espiritual positivo, con todas las consecuencias desastrosas que ya conocemos.

Me considero a mi mismo victima de la Conspiración, habiendo nacido en Rumania, donde el comunismo robó el duro trabajo de varias generaciones de mis ancestros. Encaré la brutalidad y al régimen comunista tiránico, pero lo que sufrí no es nada comparado con lo que sufrieron otros cristianos, verdaderos mártires, que sufrieron torturas, prisión y persecuciones sin fin.

Fue en 1964, sólo unos meses después del asesinato de John Kennedy cuando me di cuenta que el Comunismo era una secta satánica, una religión del mal en el lado oscuro de los poderes espirituales, que engaña a la humanidad con la lucha de las clases sociales, presentándose como el «campeón de los pobres, de los trabajadores» para un mundo mejor, con más justicia, en el camino hacia la sociedad humana perfecta.

Sí, todas estas mentiras eran el «gusano en el anzuelo para pescar a los peces grandes». Marx era el sacerdote de la Sinagoga de Satán y su misión y voluntad eran destruir la religión cristiana. Nunca atacó el credo judío ni el Talmud, ni la Cábala; tampoco lo hizo Lenin, ni Trotsky, ni siquiera Stalin. ¿Por qué? Porque el Comunismo es un retoño, una creación de los talmudistas, una herramienta con la intención de atrapar a la humanidad en la red de las ideas más racistas, avariciosas, criminales y feas, de la gente de Satán, alias Sanat.

Mis padres recibieron durante algunos días en nuestra casa a un hombre legendario, el reverendo Richard Wurnbrand. Yo tenía sólo 13 años, pero todavía guardo una imagen vivida de este hombre alto, atravesando la puerta de nuestra casa, paseando lentamente con dificultad. Estaba en compañía de un amigo de mi padre, que algunos años después fue asesinado por la policía secreta, la siniestra «securitate» por practicar su credo cristiano.

El cuerpo entero de Wurmbrand estaba cubierto de profundas cicatrices, recordatorios de torturas crueles infligidas por los comunistas a este hombre durante catorce años de cárcel por ser cristiano. Los huesos de sus pies estaban rotos por culpa de las horribles torturas. Esta era la razón por la que este hombre tenía dificultad para caminar.

Wurmbrand había nacido en una familia rumana. Era uno de cuatro hijos y aun pequeño cuando su padre murió. Tuvo una infancia bastante dura porque su madre era una mujer de condición modesta y viuda, con la pesada carga de mantener a cuatro hijos pequeños. Incluso intentaron tener una vida mejor en Estanbul, Turquia.

Regresaron a Rumania y a la edad de 16 años fue llevado a Paris con uno de sus tíos, un ciudadano estadounidense afincado en Paris, para la actividad comunista. Wurmbrand fue llevado por su tío ante el embajador soviético en Francia.

– Joven, le dijo el embajador, te necesitamos para Rumania. Vamos a enviarte a la Unión Soviética a una universidad especial para estudiar políticas. Una vez que estés preparado recibirás misiones de alta importancia para la Revolución Internacional.

Y así, fue a Moscú, y durante dos años fue indoctrinado en el marxismo-leninismo junto con otras personas llegadas de todos los países, para preparar la revolución comunista para el mundo entero.

De ese modo, entre 1930 y 1940, fue captado en el movimiento revolucionario subversivo comunista en Rumania. Fue arrestado y condenado y encarcelado en Doftana, con otros camaradas comunistas.

Tras rebelarse, Wurmbrand fue aislado en una celda fría y húmeda y su corazón se llenó de desesperación y suplicó: «Dios, ya sé que no existes, pero si existes, sácame de aquí». Le sacaron pero su actitud fanática de comunista revolucionario no había cambiado. En 1939 contrajo la tuberculosis pulmonar y fue liberado de su prisión. Vivió durante algún tiempo en la casa de una familia protestante donde Wurmbrand tuvo la oportunidad de leer la Biblia y conocer a un pastor luterano de origen judío. Este hombre dio a Wurmbrand una visión profunda de lo que Wurmbrand había leído en la Biblia. Y en este momento se produjo su conversión del comunismo al cristianismo y se hizo luterano. Su mujer, Sabina, activista comunista de origen judío también, tras un tiempo, se hizo cristiana también. Llegaron a la conclusión de que esta era la misión de Israel: Cristo vino y por medio de Cristo, los judíos debían ser salvados.

En 1940, Wurmbrand se hizo pastor de la comunidad judía luterana en Bucarest, organizada por la Misión Noruega para la conversión de judíos rumanos a la cristiandad. Wurmbrand fue introducido a los más altos niveles de culto, y tuvo acceso al ministerio de los cultos religiosos en Rumania. En este periodo había nacido su hijo Mijail, y la pareja adoptó también a un huérfano rumano llamado Sandu.

En Rumania, el credo Sabateano/Franquista fue adoptado por un gran número de judíos. Ellos, como los talmudistas y los cabalistas, proclaman que los judíos son el Mesías largamente esperado (los propios judíos son el Mesías).

Uno de los hermanos de Wurmbrand pertenecía a los altos rangos de las logias judías de la masonería y llegó a ser gran maestro de la logia. Un día, los dos hermanos, uno cristiano y el otro masón, tuvieron una vivida discusión.
– ¿Cómo puedes acaso concebir que unos millones de judíos tendrán el control y gobierno  sobre miles de millones de no judíos?

– Tenemos suficientes adeptos, respondió su hermano. Algunos de ellos ya saben que son nuestros hombres, otros no lo saben, pero todos ellos están a nuestra disposición y seremos su dios. Nosotros creamos la masonería y el comunismo; y por medio del comunismo, el capitalismo, el materialismo y el humanitarianismo, ya hemos llevado la espiritualidad judía a todo el mundo. Cada día que pasa el mundo se hace más y más judío. Nosotros, los judíos, somos el fermento del siglo 20.

– El Mesías ya vino a nosotros, le contestó Richard.

– No, le responde su hermano masón. Ese era un traidor al pueblo elegido

– ¿Por qué no viene entonces el Mesías?

– ¡Porque los judíos son el Mesías!

– Los judíos están llenos de pecados y desobedecen los mandamientos recibidos de Dios de Abraham, de Isaac y Jacob, por consiguiente esta gente no puede ser el Mesías, el santo y perfecto. El santo y perfecto era y sigue siendo sólo Jesucristo.

– Os odiamos, a los cristianos y a ti, Richard, eres un traidor a nuestra gente. Cuando construyamos de nuevo el Templo de Salomón, construiremos en Jerusalém el monumento más alto de mundo y sobre éste escribiremos; «nunca olvides lo que los cristianos te hicieron».

– Tu destrucción la haces tú mismo, Israel, replicó Richard a su hermano satanista, no hay más cielo para ti, porque más allá de tu materialismo no tienes otro objetivo, ni ideal.

En 1946 en Bucarest tuvo lugar una conferencia de Confesiones en Rumania. Fue organizada por Ana Pauker, una comunista de alto rango de origen judío, promovida por los soviéticos de Stalin. Durante esta conferencia, el rabino Safran acusó a los cristianos de antisemitismo y de crímenes contra los judíos y prometió vengar esto, de acuerdo a las leyes de los judíos. Además, comenzó a negar la divina naturaleza de Jesucristo. El único pueblo elegido es el judío, concluyó el rabino.

Los cristianos se quedaron helados con esas declaraciones y nadie salió en defensa de Jesucristo. En esta conferencia también estaban presentes Richard y Sabina Wurmbrand. Sabina le dijo a Richard:

– Debes decir la verdad al rabino. Debes hablar.

Como él era el representante del movimiento ecuménico, se le permitió hablar.

Richard comenzó a describir su origen judío y explicó cómo se hizo cristiano. Luego comenzó a dirigirse en su discurso al rabino, con autoridad y sin tener miedo de ser acusado de antisemita, algo que sólo un judío puede hacer.

– Vosotros sois los culpables, dijo Wurmbrand. Vuestros pecados han llegado hasta el cielo. Odiáis, conspiráis, mentís contra Jesucristo y su iglesia. Habéis perdido vuestro derecho de pueblo elegido por el asesinato del Mesías, Jesucristo, y deberíais pedir perdón y convertiros al cristianismo, porque aquel al que os oponéis es aquel que ha sido anunciado por los patriarcas y profetas. Sin El estáis perdidos.

Ana Pauker pidió que pararan la retransmisión de radio. En la gran sala se oían coros y grandes aplausos. Richard Wurmbrand fue llevado fuera a través de una puerta lateral por su gente y protegido contra los judíos que esperaban en la entrada principal con intención de lincharle.

Poco después de estos eventos, Richard Wurmbrand fue arrestado de camino a su iglesia y su martirio, comenzó en las cárceles comunistas, como tan bien fue descrito en sus libros publicados en varios idiomas.

Uno de sus libros más interesantes fue titulado «Marx y Satán». Todo el conocimiento que llegó a acumular en su vida fuera de la cárcel y en la cárcel, condujo a este hombre brillante a una conclusión: que Marx era el sacerdote de la Sinagoga de Satán. Hizo una investigación profunda sobre el tema, y los documentos que pudo encontrar, referentes a Marx y Engels muestran la conversión y trayectoria de estos dos hombres de origen judío del credo cristiano al credo satánico. Esta es la mejor explicación para los horribles genocidios perpetrados y odio inspirado por Comunardos y comunistas contra los cristianos una vez que tomaron el control. Este es el odio de los poderes del mal contra los poderos positivos del bien descritos al comienzo de este texto. Este odio estuvo también detrás de la masacre de los Tutsi, los cristianos en Ruanda por parte de los salvajes y paganos Utu, programada y asistida por personalidades de alto rango, tales como la satanista Madeleine Albright, y los líderes de los, así llamados, países occidentales democráticos, profundamente controlados por aquellos que desean ver la destrucción de una gran parte de la humanidad y la total esclavitud de los supervivientes.

Hay un gran numero de judíos que han abandonado las enseñanzas de la Torah y han abrazado las enseñanzas del Talmud babilónico y la Kabala lo cual ha pervertido su espíritu y sus actos. Estos quieren dominar el mundo entero. Pretenden ser los únicos elegidos por Dios, explicaba Richard Wurmbrand. Ellos creen que su pertenencia al pueblo judío es santa. Porque el Mesías,  que ellos estaban esperando,  no vino y ellos llegaron a la conclusión de que ellos mismos son el Mesías en su totalidad y representan al Mesías. Por lo tanto, han abandonado la idea de considerar sus pecados, y prohíben a todo aquel que pueda criticar o acusarles de nada, aunque sea la más justificada crítica o acusación, volviendo la acusación contra el acusador, tratándole de antisemita con ayuda de la enorme propaganda de la que se valen.

Además de esto, ellos denominaron los horrores perpetrados por los Nazis durante la Guerra a los judíos un «holocausto», olvidando mencionar las muchas victimas entre muchas otras gentes y pueblos. Ellos silencian el holocausto mucho más mortífero perpetrado contra los cristianos durante la revolución bolchevique y durante la tiranía comunista. No hay ningún otro asesinato en masa ni holocausto en la historia humana que pueda ser comparado con el comedido contra los cristianos. Ellos acusan a los cristianos de antisemitismo pero no son acusados de anticristianismo: Ellos consideran que su sangre es sagrada, y solo la suya, y pueden vengar a uno con la muerte de cientos, como hicieron en 1930 con el genocidio de mas de diez millones de cristianos de Ucrania, del cual no hemos prácticamente oído hablar.

Tras la Guerra, creyeron que había llegado el momento de la revolución internacional comunista y de asaltar a toda la humanidad. Infravaloraron la realidad y tuvieron que recular. Ahora están pertrechados en América mientras todavía mantiene el control de los países ex-comunistas, tanto como el de los capitalistas. Poseen un alto grado de maniobra. Los judíos capitalistas, la banca Internacional y la Masonería Libre financiaron el Comunismo. Ellos controlaron el Comunismo y todo lo que vino de éste.

Por ejemplo, el odio hacia la cristianad es puramente judío y este odio era practicado durante el Comunismo. Solo aquellos judíos satanistas odian a Jesucristo y su iglesia con tal absurdidad y totalidad. Esta masonería libre es su creación y tienen el dominio absoluto sobre ésta. Son arrogantes, racistas y excesivos en todo lo que hacen. En estas condiciones es difícil esperar de ellos la humildad necesaria para aceptar a Jesucristo.

Los judíos talmudistas radicales trabajan para convertir a todo el planeta a su credo y ser colocados como los grandes pontífices sobre todas las gentes de la Tierra. Cultivan la solidaridad entre ellos mismos con el propósito de llegar a su meta final. Pero están dominados por el espíritu satánico y el engaño y son los enemigos de la humanidad entera.

Sin embargo, hay cada vez mas y mas judíos conscientes de este complot contra el planeta entero y están muy preocupados. Ya han organizado la resistencia contra esta locura. Un número significativo de judíos se ha convertido al cristianismo y otros se alejan de los talmudistas y regresan a las enseñanzas de la Torah. Es probable que los últimos en adoptar la religion cristiana sean los talmudistas.

Ellos acusan a todos los que se oponen a sus abusos de «antisemitas», pero, de hecho , son ellos los que odian a todas las gentes de la Tierra.

Estas explicaciones ofrecidas por Richard Wurmbrand fueron grabadas en una grabadora TESLA, así que pude escucharlas regularmente antes de poder escapar de los comunistas de Rumania, atravesando el Danubio a nado, durante la noche,en dirección a Yugoslavia, y de ahí a Italia. Tenía solo 19 años entonces, pero no olvidé jamás las enseñanzas de este hombre poco común, mártir de los tiempos modernos.

Texto Original